ACTUALIDAD
8 de agosto de 2025
San Cayetano: multitudinaria marcha contra el Gobierno y un pedido urgente de unidad

Centrales obreras y organizaciones sociales reclamaron frenar reformas laborales y previsionales en una movilización que creció con la participación de trabajadores formales e informales, bajo la consigna de Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo.
La marcha de San Cayetano de este 7 de agosto tuvo un carácter multisectorial y opositor, con una gran convocatoria que sumó no solo a trabajadores informales sino también a un creciente número de asalariados formales. La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que encabeza la convocatoria desde 2016, potenció la presencia junto a la CGT y ambas vertientes de la CTA, que superaron en movilización las ediciones anteriores.
Los manifestantes denunciaron al gobierno de Javier Milei como “insensible” y en “guerra contra los trabajadores”, al dejar a los sectores vulnerables “a merced del narcotráfico”. La protesta tuvo además un fuerte mensaje político en rechazo a las reformas laborales y previsionales que el Ejecutivo busca impulsar después de las elecciones.
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La movilización comenzó temprano en el Santuario de San Cayetano, en Liniers, donde el arzobispo porteño Jorge García Cuerva pidió “recapacitar” para dejar atrás “el odio y la descalificación” y avanzar hacia la reconciliación nacional.
Durante la marcha, el padre “Toto” de Vedia ingresó a Plaza de Mayo en tractor junto a dirigentes de la UTEP. Lo siguieron cocineras comunitarias, trabajadores de urbanización de barrios populares y una gran bandera con la consigna del día. También se sumaron organizaciones de personas con discapacidad, jubilados, docentes y personal del Hospital Garrahan.
La CGT mantuvo un perfil moderado, no subió al escenario y difundió un comunicado que, si bien criticó la política económica, hizo un llamado al diálogo. Rechazó el ajuste “basado en la destrucción del empleo” y defendió la negociación paritaria sin restricciones.
En cambio, el Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos difundió un documento duramente crítico, señalando que el Ejecutivo “está en guerra con el pueblo trabajador”. Entre sus referentes se encuentran Juan Carlos Schmid, Juan Pablo Brey, Pablo Biró y Hugo “Cachorro” Godoy. “El país está paralizado”, afirmaron, y denunciaron que “el gobierno hambrea al pueblo y reprime cuando protestamos”.
Las columnas sindicales superaron en número a las de movimientos sociales, afectados por la represión, el desfinanciamiento y la criminalización. Gremios como transporte, camioneros, la Uocra y la UPCN fueron de los más visibles.
Alejandro Gramajo, secretario general de la UTEP, alertó: “Tenemos la obligación de frenar a este gobierno del FMI para evitar que más argentinos caigan en la miseria, y mantener la unidad para reconstruir el país”.
En las calles, trabajadores informales y formales coincidieron en que la pérdida de ingresos, derechos y condiciones de vida es el punto común. Desde hogares que ya no cenan para ahorrar hasta docentes con tres turnos para compensar el recorte del Fondo de Incentivo, las historias marcaron el pulso de una protesta que busca construir una unidad aún frágil pero imprescindible.