INTERNACIONALES
20 de noviembre de 2025
China amenaza con castigos históricos tras la explosiva advertencia militar de Japón sobre Taiwán

Las palabras de la primera ministra japonesa desataron una tormenta diplomática sin precedentes en Asia. Beijing exige una retractación inmediata y advierte que tomará medidas “severas”, mientras se multiplican los impactos económicos, políticos y militares.
La relación entre China y Japón quedó al borde del quiebre luego de que la primera ministra nipona, Sanae Takaichi, insinuara que enviaría tropas en apoyo a Taiwán en caso de una ofensiva militar china. Las declaraciones provocaron un rechazo inmediato de Beijing, que calificó la postura como una intromisión intolerable y elevó el tono con amenazas directas de represalias.
Fu Cong, representante chino ante Naciones Unidas, aseguró que la advertencia de Takaichi es “extremadamente peligrosa” y acusó a Japón de incumplir compromisos históricos vinculados a la estabilidad regional. Además, afirmó que Tokio “carece de aptitudes” para aspirar a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, alimentando una tensión diplomática que crece por horas.
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El estallido se produjo luego de que la primera ministra planteara públicamente que evaluaría enviar tropas japonesas a la isla si China avanzaba militarmente. Beijing respondió con una queja formal de alto nivel y sostuvo que la postura de Tokio provoca un daño profundo en los cimientos de la relación bilateral.
El impacto económico fue inmediato. La embajada china en Japón recomendó a sus ciudadanos evitar viajar al país, lo que generó una ola masiva de cancelaciones. Más de medio millón de pasajes ya fueron anulados y más de diez aerolíneas, entre ellas Air China y China Eastern, ofrecieron reembolsos totales hasta fin de año. Las reservas hoteleras se desplomaron y el sector turístico japonés registró fuertes pérdidas en los mercados bursátiles, con especial preocupación porque los viajeros chinos representan más de una cuarta parte de los ingresos de esa industria.
Japón respondió con una advertencia propia desde su embajada en Beijing, aconsejando a sus ciudadanos evitar aglomeraciones y mantenerse en estado de alerta para prevenir posibles agresiones motivadas por la crisis diplomática. Las tensiones escalaron a un nivel que no se veía en décadas.
En paralelo, el gobierno de Xi Jinping activó sanciones comerciales. Suspendió las importaciones de mariscos alegando supuestos fallos regulatorios, congeló las negociaciones para retomar la compra de carne vacuna, detuvo la aprobación de nuevas películas japonesas y canceló estrenos ya programados. Beijing sostuvo que estas decisiones son parte de una respuesta “proporcional” al daño causado por las declaraciones de Takaichi.
El conflicto también tomó un cariz militar. Japón desplegó aviones de combate tras detectar un dron no identificado cerca de la isla de Yonaguni, la región más cercana a Taiwán. El gobierno japonés sospecha que se trata de una aeronave china, algo que Beijing negó tajantemente mientras acusaba a Tokio de intentar “revivir el militarismo” con maniobras provocadoras.
Funcionarios de ambos países se reunieron en Beijing para intentar frenar la escalada, pero el encuentro dejó más dudas que certezas. El director general del Departamento de Asuntos Asiáticos chino, Liu Jinsong, fue categórico al evaluar el diálogo: “Por supuesto que no” estamos satisfechos, afirmó.
Lo que comenzó con una frase de la primera ministra japonesa ya se transformó en un conflicto regional con efectos en múltiples frentes. Y Beijing mantiene su ultimátum: si Takaichi no se retracta, las represalias no harán más que profundizarse.

