ACTUALIDAD
18 de abril de 2025
El trabajo en negro se dispara: 7 de cada 10 jóvenes ya están en la informalidad y se hunde el empleo formal

El ajuste, la recesión y los salarios licuados empujan a millones a la precariedad. La destrucción de empleo registrado se acelera y afecta a todo el país.
Mientras el Gobierno promete recuperar la economía con medidas de shock, los números del mercado laboral muestran otra cara: el trabajo en negro no para de crecer y ya alcanza al 42% de la población ocupada en los principales centros urbanos del país. Pero el dato más demoledor lo protagonizan los jóvenes: más del 70% de las mujeres y el 65% de los varones menores de 24 años trabajan en condiciones informales, sin aportes, sin obra social y sin derechos laborales básicos.
“La informalidad laboral es un problema estructural en el país, pero cuando miramos a los jóvenes, el panorama es aún más preocupante”, alertó Bárbara Perrot, especialista en empleo y desarrollo productivo de la OIT. “No solo los deja fuera de los sistemas de protección social, sino que también limita sus oportunidades de crecimiento profesional y personal”, advirtió.
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La construcción, el comercio y el trabajo doméstico son los sectores más golpeados: ahí, el empleo sin registrar supera el 77%. En el caso de las trabajadoras de casas particulares, la informalidad trepa al 78%. Ni siquiera el promedio regional, que ya es alto —con un 54,4% de informalidad juvenil en América Latina— alcanza los niveles argentinos, donde el índice llega al 68% para el rango de 15 a 24 años.
Pero el trabajo en negro no es solo cosa de la economía informal: según el INDEC, casi un 12% de los ocupados informales presta tareas dentro de empresas registradas. Y un 4,8% lo hace en hogares sin estar declarado. “Hay una naturalización de la irregularidad que atraviesa incluso al sector formal”, advierten desde organismos laborales.
El panorama empeora con los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA): desde que asumió el presidente Javier Milei, el país perdió más de 173.000 puestos de trabajo asalariados. Solo en enero de 2025, desaparecieron 8.842 empleos privados formales. Las provincias más afectadas fueron la Ciudad de Buenos Aires y Salta. En contrapartida, Catamarca y San Juan mostraron leves mejoras.
“La caída va a seguir”, pronosticó Matías Maito, director del Cedyt de la UNSAM. Según sus proyecciones, el empleo formal privado seguirá en baja durante febrero, marzo y abril. Al deterioro del empleo se suma la pérdida del poder adquisitivo: “Los aumentos paritarios de los primeros meses del año no alcanzaron para empatarle a la inflación”, señalaron desde el Cedyt.
La destrucción del trabajo registrado golpea con fuerza a los sectores que más empleo generan: industria, construcción y comercio. Esos tres rubros explican casi la mitad del empleo formal privado, pero están entre los que más puestos pierden. Mientras tanto, las áreas que logran crecer —como minería, agricultura y pesca— apenas representan el 7% del total.
Así, se profundiza un modelo de subsistencia donde el rebusque y la precariedad ganan terreno. Millones de trabajadores, especialmente jóvenes, quedan atrapados en la informalidad, sin derechos ni futuro garantizado. Y el empleo de calidad, lejos de repuntar, parece cada vez más una quimera.