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17 de abril de 2025
La carne, cada vez más lejos del plato: aumentos de hasta 40% tras la devaluación

El salto del dólar empujó una nueva ola de remarcaciones en los cortes más consumidos. El promedio de subas ronda el 30%, pero en algunos casos supera el 36%. La mesa argentina, otra vez en jaque.
Abril llegó con un nuevo golpe al bolsillo: los precios de la carne vacuna se dispararon hasta un 40%, convirtiendo al alimento insignia de la mesa argentina en un lujo cada vez más inalcanzable. Según un relevamiento en una de las principales cadenas de supermercados, los aumentos se concentraron en los cortes más populares y responden al impacto directo de la devaluación y el nuevo esquema cambiario impulsado por el Gobierno, que llevó el dólar oficial a una banda que podría tocar los $1.400.
El incremento no es nuevo, pero sí se aceleró. Ya en marzo, con una inflación del 3,7%, los cortes más consumidos habían subido 7,7%, en una clara anticipación a la corrida. Pero tras el acuerdo con el FMI y el salto del dólar, los formadores de precios remarcaron sin freno.
Los datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) son contundentes: la carnaza común pasó de $7.381 a $10.100 (+36%), el cuadril saltó de $12.719 a $17.500 (+33%) y la nalga se fue de $13.135 a $16.500 (+25%). El roast beef, por su parte, trepó de $9.759 a $13.300 (+36%), mientras que la paleta y la bola de lomo subieron un 32% y 28%, respectivamente.
Los incrementos se sintieron más fuerte en las zonas de mayor poder adquisitivo del AMBA, con subas promedio del 9,9%. En barrios populares, el alza fue del 8,8%. En supermercados, el aumento de marzo fue del 8,4%, y en carnicerías, del 7,4%.
El impacto no se limita a la carne vacuna. El pollo, aunque todavía más accesible, también registró subas: 4,3% en marzo y 44,7% en la comparación interanual. El pechito de cerdo subió un 3,7%. Pero los precios aún lo mantienen como opción económica: el pollo fresco promedia los $773 y el cerdo ronda los $892.
Con salarios que no logran seguir el ritmo de la inflación y la comida cada vez más cara, el consumo empieza a frenarse. “La carne se está transformando en un lujo, y eso en Argentina no es solo un dato económico, es un símbolo de lo que estamos perdiendo”, repiten los comerciantes del rubro, que ya sienten la retracción en las ventas.