ACTUALIDAD
19 de marzo de 2025
Blindaje, represión y ajuste: Diputados aprobó el acuerdo con el FMI en una sesión caliente

Con el Congreso vallado y miles de efectivos custodiando el debate, el oficialismo logró aprobar el decreto que sella un nuevo acuerdo con el FMI. La oposición denunció un "cheque en blanco" y en las calles la protesta fue reprimida con carros hidrantes y gases lacrimógenos.
La postal de la jornada fue contundente: Congreso rodeado por un operativo de seguridad descomunal, manifestantes enfrentando la represión y adentro, una votación que terminó con 129 votos a favor, 108 en contra y 6 abstenciones. En ese clima de máxima tensión, la Cámara de Diputados dio media sanción al decreto que formaliza un nuevo pacto con el Fondo Monetario Internacional, mientras afuera se escuchaban los estruendos de las granadas de gas y los gritos de los manifestantes que denunciaban un ajuste brutal.
Desde temprano, la ciudad amaneció con calles cortadas y un blindaje policial que anticipaba una jornada conflictiva. Organizaciones sociales, gremios, organismos de derechos humanos y hasta hinchas de clubes de fútbol se movilizaron para rechazar lo que consideran "una entrega total" al FMI. "Nos mandan a la miseria mientras ellos negocian de espaldas al pueblo", gritaba un jubilado entre los manifestantes. La respuesta oficial fue un despliegue represivo que incluyó carros hidrantes, gases lacrimógenos y detenciones.
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Dentro del recinto, la oposición denunció la falta de transparencia en la negociación y advirtió sobre las consecuencias del ajuste que se profundizará con la firma del acuerdo. "Están hipotecando el futuro de generaciones enteras sin siquiera dar explicaciones", lanzó un legislador opositor en medio de un tenso debate. Desde el oficialismo defendieron la medida como "necesaria para sanear las cuentas públicas y evitar una crisis mayor", mientras la protesta en las calles seguía creciendo.
La sesión, que se desarrolló con un Congreso militarizado como pocas veces antes, terminó con la aprobación del decreto, que ahora deberá pasar al Senado. En la Casa Rosada celebran el avance del acuerdo, pero la resistencia popular promete no bajar los brazos. Afuera, entre el humo de los gases y los restos de una represión feroz, la bronca sigue latiendo.