ACTUALIDAD
12 de diciembre de 2024
Una familia necesita más de un millón al mes para no ser pobre: la pobreza laboral golpea al 43% de los asalariados
Mientras el costo de vida se dispara, casi la mitad de los trabajadores no logra cubrir la canasta básica y la indigencia sigue en ascenso.
El umbral de la pobreza sigue alejándose de la realidad para millones de argentinos. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), una familia tipo de cuatro integrantes necesitó $1.001.466,22 en noviembre para no ser considerada pobre, cifra que subió un 1,5% respecto a octubre y acumuló un alarmante incremento interanual del 156,5%. Para superar la línea de indigencia, esos mismos hogares requerían ingresos mínimos de $439.240.
En paralelo, un informe del Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET-UMET) resaltó el fuerte impacto de la inflación, que alcanzó el 2,9% en noviembre, impulsada por los alimentos, que subieron un 3,3%. Este rubro es especialmente sensible para los sectores más vulnerables, al ser el que mayor peso tiene en la canasta básica.
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“Cada vez más trabajadores viven en condiciones de pobreza, a pesar de tener empleo formal”, advirtió Nicolás Trotta, director general del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD). Según el informe, el 43% de los asalariados no logra cubrir el costo de la canasta básica, y entre los desocupados, la cifra asciende al 77,8%.
Este fenómeno de “trabajadores pobres” evidencia cómo el salario pierde la carrera contra la inflación, dejando a millones en una situación de precariedad. “La caída en los ingresos generó un fenómeno muy perverso: estar incluido en la producción, pero ser excluido en la distribución”, explicó Trotta.
A nivel general, otros rubros también mostraron subas considerables: Vivienda y Servicios Básicos aumentaron un 2,8%, mientras que Educación, Comunicaciones y Salud se ubicaron en torno al 2,9%. Sin embargo, ninguna cifra alcanzó para aliviar la carga de las familias que intentan sobrevivir en un contexto de precios incontrolables y salarios estancados.
Con un costo de vida que supera la barrera del millón para los hogares promedio y una creciente brecha entre ingresos y necesidades básicas, expertos coinciden en que el país enfrenta una crisis que no solo es económica, sino también social. Sin políticas urgentes para mejorar los salarios reales y controlar la inflación, las perspectivas de recuperación se ven cada vez más lejanas.