El Gobierno anunció una fuerte reducción en las retenciones a la soja, trigo, maíz y girasol con el objetivo de acelerar la liquidación de divisas en diciembre y enero, en un contexto de extrema urgencia por reforzar reservas frente al vencimiento de US$ 2.700 millones del 9 de enero. Aunque el sector agropecuario celebra la medida, especialistas sostienen que el efecto sobre las ventas será muy limitado mientras el Estado enfrentará una caída significativa en la recaudación del próximo año.

Las alícuotas de soja bajarán del 26% al 24%, y sus derivados del 24,5% al 22,5%. Trigo y cebada pasarán del 9,5% al 7,5%, el maíz y el sorgo tributarán 8,5% en lugar del 9,5%, y el girasol descenderá al 4,5% desde el 5,5%. Con estos cambios, la soja alcanza su nivel impositivo más bajo en casi veinte años, según la Bolsa de Comercio de Rosario.

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Desde el Gobierno destacan que la decisión mejora la competitividad del sector agroindustrial, pero omiten un dato central: la pérdida fiscal. Solo en soja y derivados, la reducción representa alrededor de 400 millones de dólares, cifra que aumentará al sumar el resto de los granos. El impacto total superará ampliamente los cientos de millones de dólares que el Estado dejará de percibir en 2026.

La urgencia por obtener dólares explica la velocidad de la medida. La acumulación de reservas no logró repuntar tras las elecciones y obligó a lanzar un nuevo bono en dólares. Al mismo tiempo, la liquidación del agro se frenó: las ventas de soja, que promediaban 200.000 toneladas diarias, cayeron a cerca de 100.000, según el consultor Javier Preciado Patiño.

El especialista advirtió que el Gobierno busca “empujar precios para que el productor venda y la industria complete su programa de exportación de enero, febrero y marzo”, aunque remarcó que el impacto será moderado. También señaló que el gesto apunta a mejorar la relación política con los gobernadores de Córdoba y Santa Fe en pleno debate del Presupuesto 2026.

La caída de la liquidación se profundizó tras la eliminación temporal de retenciones en septiembre, que duró apenas tres días y dejó sin un stock adicional para fin de año. Datos de CIARA muestran que las exportaciones se desplomaron 56% interanual en octubre y 84% respecto de septiembre. En noviembre también registraron un descenso del 32% respecto del mes anterior.

Dentro del sector, la expectativa es cauta. José Luis Volando, vicepresidente de la Federación Agraria, valoró la baja aunque aseguró que “no va a influir en la liquidación porque es poca” la reducción. Agregó que la cosecha gruesa ya concluyó y que el trigo, pese a aprovechar la baja, no generará un flujo significativo de dólares.

Desde las cerealeras coinciden en que el recorte va en la “dirección correcta” pero no cambiará de manera sustancial el comportamiento de los productores en los próximos meses.

La movida también ocurre en medio de conversaciones sensibles con Estados Unidos, tras el rechazo de Washington a la eliminación temporal de retenciones en septiembre. Según Preciado Patiño, la administración Trump pidió evitar nuevos “dólar soja”, aunque no cuestionó la baja permanente de alícuotas, similar a la aplicada cuando descendieron del 30% al 26%.

Mientras el Gobierno intenta acelerar la entrada de divisas, crece la preocupación por el impacto en la recaudación y por un alivio que, según advierten especialistas y dirigentes rurales, será limitado en el corto plazo y costoso para el Estado en 2026.