La economía argentina atraviesa un escenario complejo en el que, a pesar de una inflación que bajó al 2,5% mensual —el nivel más bajo desde 2021—, el consumo continúa sin repuntar. Sin embargo, una nueva tendencia emerge: el regreso de los consumidores a los almacenes de barrio, que resurge como una opción clave frente a los mayoristas y grandes supermercados.

Durante el pico inflacionario del último año, los consumidores migraron masivamente hacia los supermercados mayoristas, buscando aprovechar precios más competitivos ante salarios que no acompañaban el ritmo de los aumentos. Las cifras del INDEC reflejan esta dinámica: las ventas mayoristas crecieron un 4,7% en 2023, muy por encima del 0,9% registrado por los supermercados minoristas.

Sin embargo, la reciente estabilización de los precios y una menor volatilidad cambiaria han cambiado las prioridades. Ahora, el almacén de barrio recobra protagonismo gracias a su cercanía, trato personalizado y la posibilidad de realizar compras pequeñas o incluso a crédito. Según Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera Nacional, las ventas en almacenes crecieron un 5% en octubre respecto al mes anterior, marcando un claro contraste con la estabilidad en otros formatos de comercio.

Este regreso no implica una mejora en el poder adquisitivo de las familias, sino un cambio en los hábitos de consumo. Mientras los mayoristas siguen ofreciendo ahorros en compras al por mayor, el almacén de barrio se convierte en la opción más viable para quienes priorizan el control del gasto diario y enfrentan dificultades para llegar a fin de mes.

“La confianza en el comerciante y la posibilidad de comprar al fiado son factores que están siendo muy valorados. Además, ofrecemos productos de marcas pymes que son accesibles para los consumidores”, señaló Savore.

A pesar de esta reconfiguración del consumo, los hogares argentinos continúan lidiando con un contexto económico desafiante. La informalidad laboral y los rezagos en la recuperación del salario público explican por qué muchos optan por estrategias más flexibles, incluso si eso significa pagar un poco más a largo plazo.

El renacer del almacén de barrio es un reflejo de las dinámicas de supervivencia que aún atraviesan las familias argentinas. También evidencia la necesidad de políticas públicas que refuercen el poder adquisitivo y promuevan un crecimiento más equitativo, especialmente en sectores vulnerables que sostienen gran parte de la economía diaria del país.

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