ACTUALIDAD
8 de mayo de 2025
“La ropa no baja y el trabajo se pierde”: fuerte crítica del sector textil a la apertura de importaciones

Empresarios advierten que la liberalización comercial impulsada por el Gobierno no impacta en los precios al consumidor y ya generó el cierre de más de 170 fábricas en todo el país. Acusan a Caputo de “confirmar” el fracaso del modelo.
La advertencia no pudo ser más directa: “Las importaciones no bajan precios, destruyen empleo”. Así respondió el sector textil a las recientes declaraciones del ministro de Economía, Luis Caputo, quien volvió a defender la apertura comercial como estrategia para frenar la inflación. Para los industriales, el efecto es el opuesto: miles de puestos de trabajo perdidos, cierre de fábricas y precios que siguen por las nubes.
Caputo había señalado en una entrevista que “acá todavía la competencia no llegó”, y puso como ejemplo prendas que llegan desde Bangladesh a cinco dólares y se venden a cincuenta. La respuesta llegó rápido. Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer, replicó: “¿Hasta cuándo se va a culpar a la industria nacional de sobreprecios en ropa 100% importada?”. Y agregó: “Lo que dijo el ministro no hace más que confirmar que el valor del producto importado no define el precio de venta. En Argentina siempre se importó y la ropa más cara es, justamente, la importada”.
Únete a nuestro Instgram https://www.instagram.com/almafuerteradio/ y accede a las noticias mas relevantes
Según datos del sector, desde que se desregularon las importaciones, el ingreso de prendas extranjeras pasó del 7,5% del mercado en 2022 a un 15% en 2024. Y si se incluyen telas e hilados, el número trepa al 50%. ¿El resultado? El cierre de 177 fábricas, unas 9.000 fuentes laborales menos, y miles de suspensiones y contratos que no se renovaron.
“Cuando se importa sin ningún control, como pretende este gobierno, se pone en total desventaja al productor nacional, que tiene que cumplir con todas las leyes laborales, ambientales y fiscales”, explicó Galfione. También cargó contra el diseño del IPC, que no distingue entre productos nacionales e importados y que, aseguran, no refleja la estructura de consumo actual.
El economista Gustavo Ludmer estimó que si el 30% de la ropa en el mercado fuera importada, se destruirían cerca de 48.000 empleos industriales, “en su gran mayoría formales”, y que el impacto sobre la inflación general sería mínimo: apenas una baja de 0,2 puntos.
A este panorama se suman los aumentos de tarifas —gas, luz y combustibles industriales se encarecieron hasta 250%— y la apreciación del peso, que golpea aún más a las fábricas. Para el sector, el problema no está en la producción, sino en los costos comerciales y fiscales. “Si queremos que baje el precio de la ropa, empecemos bajando impuestos, mejorando la infraestructura logística, bajemos las tasas de interés y el peso de los alquileres. Recién ahí podremos hablar de una solución real”, remarcaron.
En ese sentido, también alertaron que la liberalización de importaciones, sin políticas de defensa del consumidor, sólo favorece a los importadores, que obtienen márgenes “extraordinarios” sin trasladar ninguna ventaja al consumidor final.