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7 de julio de 2025
¡Emoción y justicia! Abuelas anunció al nieto 140: “La lucha no puede ser en soledad”

Se confirmó la restitución de identidad del hijo de Graciela Romero y Raúl Metz, nacida en un centro clandestino en 1977. Fue hallado tras décadas de búsqueda gracias a su hermana y al trabajo incansable de Abuelas de Plaza de Mayo.
Un nuevo capítulo de verdad y memoria conmovió este lunes a todo el país: las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la restitución del nieto 140, hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, ambos militantes del PRT secuestrados por la dictadura en diciembre de 1977. El joven nació en cautiverio, en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Bahía Blanca, y su identidad fue recuperada tras 47 años gracias a la perseverancia de su hermana Adriana y al trabajo inquebrantable de Abuelas.
“Con la restitución del nieto 140 confirmamos una vez más que nuestros nietos y nietas están entre nosotros. Esta lucha no puede ser en soledad”, dijo con emoción Estela de Carlotto durante la conferencia de prensa realizada en la Casa por la Identidad de la ex ESMA. El anuncio llega en medio de un contexto complejo, con escasez de recursos y discursos negacionistas desde sectores del propio Estado, pero las Abuelas no bajan los brazos: siguen buscando, siguen encontrando.
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Graciela, conocida como “Peti”, y Raúl, apodado “Melli”, vivían en Cutral Có, Neuquén, cuando fueron secuestrados el 16 de diciembre de 1977 junto a su hija Adriana, que entonces tenía apenas cinco años. La pareja fue llevada por un grupo de tareas del Ejército y la Policía neuquina, y tras pasar por varios centros clandestinos, Graciela dio a luz en Bahía Blanca, en condiciones infrahumanas, mientras permanecía desaparecida.
Aquel bebé, nacido entre horrores, fue criado lejos de su historia y su identidad. Hoy, 47 años después, sabe quién es gracias a una hermana que jamás se rindió. “Gracias a las Abuelas por enseñarnos que la búsqueda tiene que ser colectiva”, expresó Adriana, que ya se reencontró con su hermano y comenzó a construir un vínculo con él. Su emoción fue un espejo del que brotó una certeza compartida: la memoria vence al olvido.
Esta restitución se suma a la de la nieta 139, anunciada en enero, y refuerza el mensaje de las Abuelas: “Nuestros nietos no están perdidos, están entre nosotros. Solo falta encontrarlos, y eso solo es posible si seguimos trabajando juntos, con amor, memoria y justicia”. Así lo expresó Estela de Carlotto, reafirmando el compromiso de una lucha que trasciende el tiempo, y que sigue dando frutos.
Desde la organización subrayaron además la importancia del Banco Nacional de Datos Genéticos, herramienta fundamental para estos logros, y alertaron sobre la necesidad urgente de preservarlo y fortalecerlo. Porque cada nieto que recupera su identidad no solo cierra una herida familiar: “cada restitución ilumina a toda la sociedad”. Y este nuevo encuentro, el del nieto 140, vuelve a encender esa luz.