En un clima de máxima tensión, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, arropada por el peronismo en pleno, detonó una bomba política al apuntar directamente contra la Corte Suprema y el gobierno de Javier Milei, advirtiendo sobre un futuro sombrío para el país. "Tenemos que estar al lado de los que sufren", clamó, anticipando el colapso del modelo libertario y exigiendo a los dirigentes que "interpelen a las bases" en un llamado a la resistencia. En un desafío audaz, remató: "Estar presa es un certificado de dignidad", en referencia a las operaciones que señalan que la Corte ratificará el fallo de Vialidad que la dejaría inhabilitada.

Desde el corazón del PJ, durante un emotivo homenaje a los fusilados de José León Suárez, Cristina Kirchner se autodefinió como "Soy una fusilada que vive", citando a Rodolfo Walsh. Con una memoria filosa, recordó el titular de Clarín del día después de su intento de magnicidio: "La bala que no salió, pero la sentencia que sí saldrá". Con sarcasmo, disparó: "Lo dijeron ellos, no es un invento mío. Simplemente leo y tengo comprensión de texto", en medio de la expectativa por la posible confirmación de su condena a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para cargos públicos. La expresidenta no dejó lugar a dudas: "La casualidad no es una categoría política en la historia", y volvió a enfatizar su controvertida frase: "Estar presa es un certificado de dignidad".

Únete a nuestro Facebook  https://www.facebook.com/almafuerteradio2022 y accede a las noticias más relevantes.

La sala del PJ se transformó en un crisol de nerviosismo ante la supuesta inminencia del fallo de la Corte. Representantes de todos los sectores del peronismo se congregaron para diagramar un plan de lucha. El acto, además, sirvió como una imagen de unidad, aunque con matices: la llegada sorpresiva del gobernador Axel Kicillof, en medio de la tensión con La Cámpora, generó miradas de sorpresa. Ante la cúpula justicialista, CFK reiteró la necesidad de que el peronismo "volver a representar" a "los sectores perjudicados" por la política económica de Milei, que, sin anestesia, tildó de "es un cachivache" y que, según su visión, "va a terminar mal".

La exmandataria vinculó su propia situación judicial con la economía: "En la nueva generación digital se ha instalado que la grieta nació con Néstor, pero no, ya hace 69 años fusilaban gente por ser peronistas". Recorrió la historia, desde los fusilamientos de José León Suárez hasta el bombardeo a Plaza de Mayo y el golpe de 1955. "Nada es nuevo", sentenció, y enumeró el derrocamiento de Yrigoyen, el asesinato de Chacho Peñaloza y el envenenamiento de Mariano Moreno. Para ella, "Estos hechos esconden la defensa de un modelo económico, porque lo que siempre quieren es terminar con modelos de redistribución del ingreso". La gran diferencia, subrayó, es que "hasta el 76 el protagonista de los golpes fue el partido militar y ahora no hacen falta los golpes porque usan al partido judicial". Sin miramientos, advirtió que el máximo tribunal argentino "es la guardia pretoriana del poder económico". La expresidenta instó: "Hay que atar los hilos de la historia, porque tratan de presentarla como algo desarticulado, pero no es así".

Cristina Kirchner recordó lo que dijo el sábado anterior en Paso de los Libres y remarcó: "bastó con que hace una semana anunciáramos mi candidatura para que se desataran los demonios". Sin embargo, su vaticinio fue contundente: "este modelo se agota y por eso se están preparando para desarmar la organización política y social que se va a producir cuando eso ocurra". Y sentenció: "Quiero decirles que, tal vez con distintos nombres o firmas, el pueblo siempre se termina organizando en defensa propia".

Además, la expresidenta no esquivó la polémica con el negacionismo del terrorismo de Estado que esgrime el Gobierno: "Si dicen que (los desaparecidos) son 9 mil, digan entonces dónde están los 9 mil", confrontó.

Minutos antes del discurso, el auditorio del PJ se revolucionó: Kicillof, tras una reunión con intendentes en La Plata, decidió ir de urgencia a la sede nacional del PJ para acompañar a la expresidenta, llegando junto a su vicegobernadora, Verónica Magario, y dirigentes como Carlos Bianco, Walter Correa, Cristina Álvarez Rodríguez y Andrés "Cuervo" Larroque. También lo escoltaron intendentes como Mario Secco, Andrés Watson y Fernando Espinoza. La sorpresiva llegada generó cánticos e incluso algunas provocaciones entre los presentes.

Más allá de las internas, la inminencia del fallo de la Corte marcó la jornada. Muchos dirigentes se emocionaron hasta las lágrimas: "Puede ser el fin de la democracia como la conocimos desde 1983", repetían algunos, y cerca del gobernador confirmaron: "No hubo dudas sobre si venir o no venir porque hoy había que estar acá".

En otro salón del PJ, cerca de 300 dirigentes de todas las "tribus" peronistas se reunieron para organizar un plan de lucha. Hubo massistas, kicillofistas, movimientos sociales, y referentes de la CGT y la CTA. Hugo Yasky propuso un "comité por la liberación" de Cristina a nivel nacional e internacional, al estilo de lo que ocurrió con Lula en Brasil. "Están por prescribir a la principal líder de la oposición. No nos podemos quedar de brazos cruzados", remarcaron. Se decidió que todas las actividades se coordinen desde el PJ nacional. Algunos sindicatos propusieron un paro con movilización.

Finalmente, Cristina Kirchner salió a la calle para hablarle a la militancia. A Milei y su gobierno los tildó de "cachivache", y aseguró que el modelo económico "va a fracasar". Su mensaje fue lapidario: "No van a poder pagar los intereses de la deuda o mejorar los salarios metiéndome presa, vayan pensando otra salida porque yo estaré presa, pero la gente va a estar cada día peor", espetó. Y añadió: "Conmigo siempre han intentado amedrentar a toda la clase política. Creen que hay que poner mi cabeza en la pica para que todos sepan cómo le va a los gobiernos que terminan con el FMI, con el curro de las AFJP y con los que recuperan YPF y Vaca Muerta".

El cierre fue un mensaje al interior de su propio partido: "No estamos interpelando a las bases y, mientras tanto, escucho que están hablando de los lugares en las listas. Déjense de joder de una vez por todas. Hay que escuchar lo que está pasando porque esto va a traer una gran crisis y nos exige prepararnos para ser alternativa". Y concluyó con un llamado a la unidad: "Si no lo hacemos por mezquindades o estupideces, igualmente la historia no se va a detener porque los ríos siempre avanzan. Necesitamos mucha militancia y solidaridad y nadie nos va a creer que seremos solidarios con ellos si nos ven despedazarnos entre nosotros". Finalmente, pidió "estar al lado de los que sufren", y bregó "por una unidad que asegure la construcción de la victoria".