ACTUALIDAD
31 de mayo de 2025
Inflación baja, pero la Argentina se hunde: el consumo colapsa y los precios caen por falta de ventas

Aunque los índices oficiales mostrarían la suba de precios más baja en cuatro años, detrás del número hay una realidad alarmante: la economía está paralizada, el consumo pulverizado y los salarios no alcanzan para vivir.
Las consultoras privadas anticipan que la inflación de mayo rondó entre el 1,8% y el 2,1%. Sería el dato más bajo desde junio de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia. Pero esta vez no hay virus: lo que hay es una economía en coma. Detrás del descenso de precios no hay estabilidad ni crecimiento, sino una caída brutal del consumo, ingresos destruidos y una actividad que no reacciona.
“El consumo está muerto. Hoy la inflación baja porque la gente no compra, no porque haya más oferta o mejor competitividad”, explicó una fuente del sector supermercadista. Y los números lo confirman. Las ventas en supermercados y almacenes siguen en picada y hay rubros donde los precios bajan simplemente porque no se vende. “Durante mayo se vieron caídas puntuales en alimentos por exceso de lluvias en abril, menor demanda y promociones por el Hot Sale”, señalaron desde C&T, que midió una suba del 1,8% en el mes.
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Eco Go, Sarandí, LCG y Analytica también estimaron un alza de entre el 1,9% y el 2,1%. Desde Sarandí, su director Sergio Chouza sostuvo que parte de la baja se explica por la intervención oficial para frenar la suba del dólar. “Sirvió el ancla cambiaria y haber intervenido en futuros a la salida del cepo para evitar no solamente que se dispare el dólar sino también hacerlo descender de la mitad para abajo de la zona de flotación”, detalló.
Pero no hay nada para festejar. La inflación baja, sí, pero a costa de un ajuste feroz que dejó en el camino miles de empleos y una sociedad empobrecida. Los alimentos aumentaron 2,6% según Eco Go, por debajo del 2,9% de abril, pero no porque mejoró la producción o bajaron los costos, sino porque la gente dejó de comprar. Los pocos rubros que subieron más fuerte fueron “esparcimiento” y “educación”, por las vacaciones de invierno que se acercan y el ajuste en las cuotas escolares.
El Gobierno intenta mostrar estos números como un logro. Busca instalar que el índice mensual “empiece con 1 adelante” como prueba del éxito de su plan económico, sin mencionar que ese “logro” llega con caída del salario real, despidos en todos los sectores, cierre de comercios y una economía al borde de la recesión técnica.
Con una inflación reprimida por falta de actividad y una sociedad cada vez más empobrecida, el riesgo ahora es el rebote. La suba del dólar blue en los últimos días, el impacto del medio aguinaldo y los aumentos programados en tarifas de gas y electricidad pueden alterar ese “veranito estadístico” que el Gobierno quiere capitalizar.
En este contexto, el descenso de la inflación se convierte en una postal amarga. Es la calma de un país donde la gente dejó de consumir no por elección, sino por necesidad. La pregunta ya no es si los precios van a volver a subir, sino cuánto tiempo más puede aguantar una sociedad al límite.