POLICIALES
24 de mayo de 2025
Masacre en Villa Crespo: la Justicia investiga si la tragedia familiar pudo haberse evitado

Laura Leguizamón asesinó a su esposo y a sus dos hijos adolescentes antes de quitarse la vida. La mujer tenía antecedentes psiquiátricos y habría interrumpido su medicación. Investigan la responsabilidad del entorno médico.
La conmoción se apoderó del barrio de Villa Crespo tras la masacre ocurrida en un departamento de la calle Aguirre al 295, donde Laura Leguizamón, de 50 años, mató a puñaladas a su marido Bernardo Seltzer (53), a sus hijos Ian e Ivo, de 13 y 15 años, y luego se suicidó. La investigación judicial intenta ahora reconstruir los hechos y determinar si existieron señales de alerta previas que pudieron haber evitado la tragedia.
El crimen ocurrió entre la noche del martes y la madrugada del miércoles en el departamento 6°A del edificio. Según las primeras pericias, Seltzer fue asesinado mientras dormía. Luego, Leguizamón atacó a sus hijos adolescentes. Tras cometer los crímenes, se acostó junto al cuerpo de su esposo y luego se quitó la vida en el baño. Presentaba una herida profunda en el pecho y otras lesiones cortantes en las muñecas.
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En el lugar se halló una carta escrita por la mujer en una hoja A4, manchada con sangre, en la que dejó frases incoherentes y fragmentadas. “Íbamos a la calle. Fue mucho. Todo mal, muy perverso. Los arruinaba la vida. Los amo. Mi tel es L”, escribió. Para los investigadores, esta nota podría ser clave para acceder a su teléfono celular y recuperar información relevante para la causa.
El fiscal César Troncoso, a cargo del caso, ordenó el secuestro de los celulares, dos cuchillos, una notebook, la carta manuscrita y medicamentos hallados en el departamento. Entre ellos, una caja vacía de sertralina y envases de olanzapina y midax, psicofármacos comúnmente recetados para tratar trastornos depresivos, bipolares o esquizofrenia. Todo indica que Leguizamón estaba bajo tratamiento psiquiátrico y había abandonado la medicación, lo que habría desencadenado un brote psicótico.
La hermana de la mujer confirmó que estaba diagnosticada y bajo supervisión médica. Por eso, ahora la investigación apunta también a evaluar si hubo negligencia en el seguimiento terapéutico. Aunque aún no hay imputaciones, no se descarta que la Justicia avance contra el profesional tratante en función del grado de control sobre la evolución del cuadro.
El entorno de la familia, desconcertado, intenta asimilar el horror. “Nunca vi nada extraño. Siempre se mostraban unidos, afectuosos. Estoy en shock”, declaró Roland Rusell, profesor de inglés que daba clases al hijo menor y antes había enseñado a los padres. En los audios que compartió con los investigadores, la mujer se mostraba amable y serena.
La tragedia sacudió al barrio y a las instituciones que rodeaban a la familia. En medio del duelo, la pregunta sigue abierta: ¿fue una masacre evitable? La causa sigue su curso con ese interrogante en el centro de la escena.