El partido en el estadio Diego Armando Maradona tuvo todos los ingredientes de una noche para el recuerdo. San Lorenzo, pese a sus problemas institucionales, mostró carácter y corazón para superar a un rival duro y llegar entre los cuatro mejores del torneo. El gol que abrió la cuenta llegó a los 24 minutos del segundo tiempo, cuando Andrés Vombergar aprovechó una exquisita jugada colectiva: Iker Muniain habilitó a Ezequiel Herrera, que desbordó por la derecha y centró para la definición letal del delantero.

Parecía que el Ciclón tenía el partido bajo control, pero cuando todos ya se preparaban para la celebración, Tomás Molina, ex Huracán, sorprendió a los visitantes con un empate agónico en el quinto minuto del tiempo adicional, desatando la locura en La Paternal y llevando el encuentro a la definición por penales.

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La tanda desde los doce pasos fue un verdadero infarto: catorce disparos seguidos con una precisión tremenda hasta que Orlando Gill, la figura del encuentro, atajó el remate de Maxi Romero. Ese momento fue clave para que Gastón Hernández, con un zurdazo al ángulo, sentenciara la victoria azulgrana y desatara la euforia en el banco de San Lorenzo. “Lo que yo sentí en ese momento fue que se hacía justicia”, confesaron desde el cuerpo técnico.

Durante el partido, el juego fue intenso pero con pocas chances claras. San Lorenzo sufrió la baja de Jhohan Romaña tras un golpe en la cabeza, mientras que Argentinos intentó desequilibrar con centros sin éxito. La emoción quedó guardada para el final y una definición que mantuvo la tensión hasta el último disparo.

Con este triunfo, el Ciclón ahora espera rival para semifinales: River o Platense. Si es el Millonario, el duelo será en el Monumental el sábado; si es el Calamar, la cita será en el Pedro Bidegain el domingo. El sueño continúa para San Lorenzo, que busca revancha y la gloria.