En una jornada atravesada por la apatía y el desencanto, Manuel Adorni fue el protagonista de un verdadero terremoto político en la Ciudad de Buenos Aires. El vocero presidencial y candidato de La Libertad Avanza (LLA) obtuvo el 30,14% de los votos y rompió con 17 años de hegemonía del PRO en su bastión histórico. Con un discurso cargado de eslóganes y sin mayores propuestas, se impuso como la cara visible del fenómeno libertario, que sigue ganando terreno incluso en los distritos más resistentes.

La sorpresa no fue solo la victoria de LLA, sino el desmoronamiento estrepitoso del PRO, que terminó tercero con apenas el 15,92%. Ni una sola comuna quedó pintada de amarillo: la derrota fue total, simbólica y devastadora. La candidata Silvia Lospennato no logró consolidarse y quedó atrapada entre la polarización Milei-Santoro y los errores de campaña de un espacio sin liderazgo ni narrativa.

Únete a nuestro Instgram https://www.instagram.com/almafuerteradio/ y accede a las noticias mas relevantes

El peronismo, contra todo pronóstico, terminó en un sólido segundo lugar. Con el 27,35%, la lista Es Ahora Buenos Aires, encabezada por Leandro Santoro, se consolidó como la única alternativa progresista con peso real en la Ciudad. “Lo que pasó en CABA demuestra que todavía hay lugar para una política que no grite”, sostuvieron desde su entorno.

Pero el dato que marcó la jornada fue otro: el ausentismo. Apenas votó el 53% del padrón, lo que significa que más del 45% de los porteños eligieron no participar. Una abstención que recuerda a los peores momentos de desafección democrática. “Esto fue un voto castigo por ausencia. Una forma silenciosa de decir ‘no creo en ninguno’”, dijo una fuente de la Cámara Electoral.

Javier Milei, eufórico, celebró desde Casa Rosada: “Hoy se pintó de violeta el bastión amarillo y ahora a pintar de violeta todo el país”. Pero los números muestran matices: LLA ganó en 8 comunas, Santoro en 7. La ciudad está dividida, como su mapa político.

El macrismo, que alguna vez fue sinónimo de gobierno en CABA, atraviesa su peor crisis. En 2021 había ganado en 14 de las 15 comunas; hoy no ganó en ninguna. Mauricio Macri apostó todo a frenar a Milei con institucionalismo, pero perdió la pulseada. Su entorno confiaba en que el rechazo a la caída del proyecto de Ficha Limpia sería un golpe al libertarismo. Fue todo lo contrario.

Adorni capitalizó el voto bronca sin decir mucho. “LLA es el mejor instrumento para terminar de una vez y para siempre con el kirchnerismo”, repitió tras conocerse el resultado. Nada sobre proyectos legislativos, nada sobre políticas barriales. Solo Milei, más Milei.

En paralelo, el nuevo partido de Horacio Rodríguez Larreta, Volvamos Buenos Aires, logró colar tres bancas, un pequeño consuelo para quien busca reconstruirse con miras a 2027. La izquierda también dijo presente: Vanina Biasi metió la última banca y completó un mapa legislativo tan fragmentado como el ánimo social.

El resultado en CABA se suma al triunfo libertario en Chaco y marca el pulso de una nueva etapa política: una derecha sin dueño, un peronismo que resiste en la adversidad, y un electorado que, en gran parte, simplemente decidió no estar.

En Balcarce 50 ya analizan los movimientos: presionarán a Jorge Macri para que se alinee con la Casa Rosada. Y en la provincia de Buenos Aires se recalienta la interna opositora: el PRO perdió el control y podría sufrir una fuga masiva hacia los brazos del mileísmo.

La elección dejó una certeza: el voto ya no se hereda, y la representación política está en crisis. Gane quien gane, la verdadera batalla será volver a convocar a los que hoy prefirieron el silencio.