A 150 kilómetros de Esquel, allí donde inicia la estepa chubutense, surge en medio de la nada una roca de 100 metros de base y 240 metros de alto que lleva el sugestivo nombre de “Piedra Parada”, parte de la caldera de un volcán de 50 millones de años y de 25 kilómetros de diámetro, cuya chimenea se solidificó.
Para preservar este ambiente único de cañadones monumentales, cuevas, pinturas rupestres y rocas, que obtienen sus variados colores de los minerales que las componen y que van desde los amarillos a los verdes, grises, rojos y rosados, la provincia de Chubut lo declaró Área Natural Protegida.
Piedra Parada es ideal para el trekking y el mountain bike. Junto a la imponente roca, en el ingreso al área, parte un sendero de tres kilómetros de longitud que llega hasta el Cañadón de la Buitrera, un camino encajonado entre rocas de casi 200 metros de altura resguardado de los vientos.
Pinturas rupestres mapuche-tehuelches en cuevas indican que Piedra Parada también era un lugar elegido por los pobladores originarios para guarecerse del clima.
Al Área Natural Protegida llegan escaladores de todo el mundo atraídos por la peculiaridad de este fenómeno geológico que ha sido sede de competencias internacionales.
Ubicado a la vera del Río Chubut, Piedra Parada también permite la pesca deportiva en diversos cursos de agua, y es hogar de especies autóctonas endémicas, como el roedor chinchillón, además de aves y reptiles.
Piedra Parada está sobre la Ruta Provincial 12, a 42 kilómetros de Gualjaina y 150 de Esquel y 130 de Paso del Sapo.
