Fernando Martínez, el único campeón mundial de boxeo que queda en Argentina, se consagró como bicampeón de los supermoscas tras vencer por puntos y en fallo unánime al japonés Kazuto Ioka en el Ryogoku Kokugikan de Tokio. Esta victoria no solo ratifica su dominio en el ring, sino que también demuestra su capacidad para competir a alto nivel, incluso como visitante.
Con la corona de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en su poder, el "Pumita" boquense tiene ahora la posibilidad de buscar nuevos desafíos. Entre sus próximos posibles rivales se encuentran el australiano Andrew Moloney y el japonés Hosei Tanaka, campeones de la Organización Mundial de Boxeo, y el estadounidense Jesse Rodríguez, monarca del Consejo Mundial de Boxeo.
Sin embargo, Martínez y su agente, Marcos "Chino" Maidana, enfrentan un obstáculo significativo: las categorías de peso más liviano no atraen tanta atención de las grandes empresas promotoras ni de las cadenas televisivas en Estados Unidos, a pesar de su popularidad en el Lejano Oriente y México.
A pesar de estos desafíos, queda claro que Martínez no es un campeón efímero. Su nombre ya se une a los de leyendas del boxeo argentino como Pascual Pérez, Horacio Accavallo y Nicolino Locche, quienes también lograron destacadas victorias en Japón. La contundente victoria de Martínez sobre un tetracampeón mundial como Ioka no dejó lugar a dudas, con los jurados Stanley Christdoulou, Edward Hernández y Jean Pierre Van Imschoot otorgándole una clara ventaja en puntos.
Martínez demostró un dominio absoluto durante los primeros rounds, combinando sus golpes con precisión y distribuyendo castigos tanto a la cabeza como al cuerpo de su rival. Entre el cuarto y el sexto asalto, Martínez se mantuvo a la defensiva para recuperarse de los ganchos de Ioka, pero retomó la ofensiva del séptimo al noveno round, mostrando su solidez y claridad.
En los últimos rounds, Ioka intentó recuperarse con ganchos al cuerpo, pero Martínez cerró la pelea con autoridad y convicción, dejando una impresión de victoria innegable. Peleó en Tokio con la misma confianza que mostró en Las Vegas y California, y celebró su triunfo con lágrimas y recuerdos para su familia, mientras los aficionados argentinos y japoneses agitaban banderas boquenses.
Con dos cinturones en su haber, el "Pumita" Martínez apunta a más. Su futuro en el boxeo se vislumbra prometedor, y no sería sorprendente verlo agregar más títulos a su colección en un futuro cercano.
